jueves, 22 de septiembre de 2011
||Narrador|| [Fin de la segunda ronda]
domingo, 14 de agosto de 2011
sábado, 13 de agosto de 2011
The night returns.
Ahí se cortaban sus letras, indecisas aunque líneas vacías mas abajo se podía seguir leyendo:
De todas maneras volví a mi habitación pensativo y me tumbé en la cama. Ese año es Hogwarts no iba a ser un cuento de hadas precisamente. Tuve el mal presentimiento de que eso no era mas que el principio.
viernes, 12 de agosto de 2011
Crucio
Los primeros días conocí muy bien el despacho del director y de la subdirectora, que aun seguía mofándose del verde. Y también los segundos días y así consecutivamente, no me comporté como un alumno modélico, pero, yo tampoco estaba hecho para ello.
Querían que estudiase, y estudie. Un libro que encontré al tercer mes de curso me fue de lo mas... Inútil. El libro se llamaba no sé qué de Artes oscuras y maldiciones mortales. Mas y mas de lo mismo, se supone que estamos en un periodo de paz, no se para que serviría algo como la maldición cruciatus o sectumsempra.
Sinceramente, aun no se como ese director tan famoso me sigue teniendo aquí. Le doy más problemas de los que puede asumir. Supongo que como les he oído decir, son travesuras de un mago iniciado. Pero, no sé ni qué soy ni quién soy.
Demasiadas clases, adivinación, defensa contra las artes oscuras, transformación, pociones, que si debemos estar preparados para las T.I.M.Os...
Para ellos era el sucio traidor Green, a mi "familia" la conocían todos demasiado bien, por sus padres, por las noticias de "se busca". Lástima, tal vez, el Profesor Snape me sacó de esa destartalada casa, cuyos muros habían visto demasiadas cosas, todo por mí... Lo dudo mucho, ¿Quién se va a preocupar por alguien que nunca ha existido?
Un fantasma más, eso es lo que era allí, hasta en muchas ocasiones habían alumnos que solían intentar atravesarme. Aquello estaba bien, pero la incertidumbre que se posaba sobre mi cabeza era gigantesca, si este no era mi hogar ¿entonces cuál lo sería?
Demasiado raro, aquel hombre de larga capa negra, de pelo largo y negro con unos ojos vacíos y gélidos como la Antártida parecía entenderme, o al menos, era el único que me tendía una mano. No era lo que ellos llamaban valiente, u honrado, era un bicho más, un bicho que pensaban que Hagrid había traído al castillo.
Fui a Ravenclaw. Me acuerdo de aquel día, creo que nunca nadie había intentado prenderle fuego al sombrero seleccionador, y tampoco sabia que él pudiese conjurar bombardas. Si no llega a ser por un alumno de Slytherin que utilicé por escudo, tendría que haber ido a la enfermería y no había cosa que mas odiaba que las pociones raras que te daba Madame Pomfrey.
Ravenclaw, inteligentes, modélicos, Lara. Demasiado para mi, Lara era una chica que, en fin... me llamó Dexter y no "sucio traidor Green", aunque, mi costumbre de reírme delante de todos cuando me hablan me hace la vida algo... difícil a la hora de hacer amigos, aunque... ¿Para qué necesito amigos?
Después estaba la chica rara que me miraba desde las esquinas, pero no me miraba a mí del todo, sino a mi pelo, demasiado extraño, pero tampoco dudé en acercarme a ella y empezar a reír como si la vida fuese a acabar al segundo siguiente. Obvio que huyó, se pensaría que la iba a atacar, o algo por el estilo.
Los rumores seguían volando por las escaleras, sí, aquellas que se movían, recuerdo aquel día que me caí, pero en ese momento descubrí que el hechizo Spongify era mas útil de lo que creía.
Despreocupado. Eso era lo que pensaba de mí la Profesora McGonagal. Aquel día me dijo algo, tal vez demasiado seria: "eres como si Fred y George se hubiesen fusionado y hubiese resultado ser, en fin, tú". Yo pensé "¿Fred y qué?", Pregunte y al parecer eran ex-alumnos de Hogwarts y bastantes conocidos por su aire despreocupado.
A mitad de curso, estaba, como todas las noches, tumbado sobre una manta en el bosque prohibido. No se que demonios le veían a ese lugar tan ¿malo? Yo lo único que había visto por allí era un unicornio, y pensé que en vez de estar en el bosque prohibido estaba en el bosque locaza de la magia de las hadas y la felicidad. Pero claro, al ver aquellas arañas el tamaño de un tractor comiéndose al unicornio, cambie rápidamente de opinión. Pero nada que un araña eximen pueda hacer contra esas cositas de 8 ojos, que tan... simpáticas resultaban cuando te inyectaban un veneno mortal.
En una de aquellas típicas y tal vez demasiado singulares noches en las que un chaval de 11 años no debería estar por ahí. Todo se volvió oscuro, o al menos mas aun, no se podría ver ni los relucientes dientes de Dumbledore.
Respiraba, algo que respiraba se acercaba a mi, una presencia familiar, pero algo que no me reconfortaba, no era aquella mujer que veía en mis sueños, era él. Emlent era el hermano mayor de la Familia Green, nada bueno tramaba si se encontraba por allí. me apunto a la espalda con su varita. Algo no era igual, su carácter había cambiado. Las palabras que salían de su boca estaban vacías de sentimientos, palabras capaces de matar si se enunciaban correctamente. Me advirtió, mi tiempo en Hogwarts no iba a durar demasiado, aunque exactamente dijo: "Se acaba el tiempo, hermano, algo se mueve, y sí, sufrirás y morirás solo".
Ningún Green había llegado tan lejos, se volvió todo oscuro y frío. como si la felicidad se hubiese ido. Dementores...¿tan grave era que Emlent estuviese allí?
Fui corriendo hacia uno de esos gigantescos árboles llenos de arañas y otros insectos. Me agaché tapándome la cabeza y tirándome del pelo. El pánico se apoderaba de mi poco a poco, las lágrimas caían, mis ojos escocían más y más por el ácido de las lágrimas. Todo estaba girando cuando al levantar la cabeza allí estaba, allí estaba aquel ser monstruoso con su capa negra, tratando tragarse la poca vida que tenía. Con la mirada perdida entre las curvas que formaba el viento en la capa del dementor, un haz de luz irrumpió, como si la calidez hubiese vuelto, como si algo familiar se acercase a mí, era el Profesor Snape.
Tres días, nada más ni anda menos, tres días estuve inconsciente en la enfermería. Ese era el precio que uno debçia pagar por haberse encontrado a un dementor. Por lo que me contó el Profesor Snape, con los oídos tapados no dejaba de pronunciar la maldición cruciatus y entre sollozos y gritos quedé inconsciente en el suelo.
Al despertar, el Profesor Snape clavo la mirada en mis ojos, para mí era imposible reírme o dar a conocer mi aspecto despreocupado y payaso que normalmente afloraba cuando alguien me hablaba, pero con él, con él era todo diferente. No podía ni siqueira mirarle a los ojos, aunque en realidad, nunca era capaz de mirar a nadie a los ojos, mirar a los ojos es un gesto de desafío que revela la verdad. Me miró y dijo: "Dexter Green, ya lo sabes".
Aquello que me dijo fue suficiente para saber que no podía seguir así y que debía empezar a ir a clase y no tentar tanto al riesgo, por muy apetecible que éste fuese para mí.
Clases y más clases, unas peores y otras mejores, pero, peculiarmente una... Transformaciones, como decíaa la Profesora McGonagal: "el Señorito Green parece tener obvias aptitudes para la transformación. Esperemos que no acabe como Remus Lupin, aunque como siempre, pasándose de la linea recomendada de la transformación.". No sabía a qué se refería con aquel hombre, aunque investigue y pareció ser que fue un miembro de un grupo de 4 amigos que se hacían llamar "los merodeadores", bastante... original.
Y Hogwarts, volvía a ser un completo rollo, pero... estaba bien. Y con toda la incertidumbre, el año seguía y a su fin, esperé con ansias el siguiente año. Aunque la mirada del profesor Snape... sí, aquella de... "Ahahaha, te lo dije". La odiaba y en parte también me daba miedo, por dios, que era el Profesor Snape.
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Todo el verano encerrado en ese viejo, MUY viejo castillo, aprendiendo más y más, y maldita sea, era rarísimo, ahora cada vez la decisión del sombrero seleccionador tenía más sentido.
No hacía falta que viajase en el tren a Hogwarts, aunque todo el mundo hablaba de él nada más llegar al castillo. Entré en la sala común de Ravenclaw y allí estaba como de costumbre Lara. Me acerqué y me empecé a reír, como siempre hago, (hasta de Dumbledore, y después me manda a la enfermería porque piensa que he enloquecido...). Ella y sus libros. Fue un verano largo y creo que no podía aguantar a hablarla sobre todo lo que había aprendido durante el verano en el castillo.
Al llegar al cuadro de la Sala comun de Ravenclaw alli esperaba una chica sentada y con la mirada perdida como si estuviese esperando algo, al llegar al umbral de su mirada, me miro y me pregunto sobre el acertijo de la misma sala ya que este hoy por algun casual era demasiado dificil incluso para ella.
La mire sin realmente mirarla, ya que nunca me ha gustado mirar a la gente directamente a los ojos, pienso que el mirar en la proundidad de los ojos se puede descubrir constelaciones de sentimientos, recuerdos que tal vez no nos gustaria que se descubriesen.
Saque mi varita y la chica se cubrio la cabeza pensando que la atacaria con algunos de esos hechizos que estudiaba en los servicios. Alze mi varita hacia el cuadro y dije el hechizo "Bombarda maxima", pero antes de que la magia se desprendiera de mi varita, la puerta se abrio. Supongo que un Ravenclaw puede ser muy inteligente y tal vez muy cobarde. Nos dispusimos a entrar en la habitacion y nos acomodamos.
-¿Tú también estás leyendo ese libro? -dije entre risas pero a su vez titubeando. Ella parecía de otro mundo, como si nada le afectase, como si su felicidad solo dependiese de ella, algo demasiado bueno o... triste.
-Tú eres ese que no tiene mascota o al menos nunca hablas de ella cuando escribeS aquí. -dijo la Ravenclaw, con una voz calmada y señalando a un cuadernillo forrado de piel de dragón que me era de lo más familiar. ¡Era mi diario! Sabía que le gustaba leer... pero hay un límite. Creí que el hielo se había roto.
-Touché, Larita, ¡TOUUUUUUUUUCHÉ!. Pues no sé, veamos... ¡Ah, ya sé! -cerré los ojos mientras sacaba la varita.-Tápate los ojos, Lara, si no miras, no es delito. -Por allí pasaba uno de los nuevos niños de primer año y con un movimiento de varita le convertí en un sapo precioso con zapatitos de Channel.
-Pues sí que es verdad que se te dan bien las transformaciones. -Dije mientras recogía mi rana-hombre-Zapatitos de cristal.
-Bueno, sí ¿para qué mentir? Autógrafos luego. -dije mientras movía el pelo cual estrella de cine. Cuando de repente apareció la chica rara de los rizos, se sentó de cuclillas y se quedo mirándome el pelo con los ojos como platos. -Oh yeah, tú sí que eres rara. - y volvió a salir corriendo. No muerdo... Creo...
-Por cierto, el hielo no se había roto. -dijo con una mirada inquisidora pero a la vez y como siempre deprendía una felicidad alucinante, tal vez, por la asimiliación de aquellos libros.
Nada podía estropearlo, un nuevo año en Hogwarts empezaba y cosas nuevas se avecinaban. Y sin darme cuenta, el color del liquido atrapado en la botellita que colgaba de mi cuello se torno es negro, un negro oscuro como la noche, como la capa de aquel dementor que me atacó en primero.
Paseaba por los pasillos como de costumbre en forma de cromantula, la tela de acromantula era bastante util para sellar los pasillos y ser atosigado por alguno de esos alumnos de poca monta, educados, rectos, bah.
Uno de mis... 8 ... si. 8 ojos noto un destello de luz anaranjado de un color extremecedor -a que idiota se le ocurriria utilizar el fuego demoniaco en el mismisimo colegio?- Volvi a mi forma original entre dolores y gritos y mientras me arrancaba las extremidades extra que me sobraban alguien se acercaba al umbral de la luz de la luna que se colaba por el patio central. Pasaba entre las llamas y no se quemaba, sorprendente, ni el mismisimo Dumbledore podria con aquel fuego desbocado pero mi telaraña no es facil de arrancar.
Y con una ultima raaga de viento venian 2 filamentos rojos, diria que era pelo, un pelo liso y largo que caia en la luz, y nada mas verlo lo supe. Era el, Nox un estudiante que lo unico que recuerdo de el es su pelo rojo y que me llamaba Green. Ahora ha quemado la telaraña que tanto me costo tejer y espero que no se atreva a ssumerguir la ultima gota del vaso de mi odio.
Green ~~.-Dijo con un tono burlon.
jueves, 11 de agosto de 2011
All eyes are on you now
Axeline estaba allí, tendiéndome una cajita que desprendía un dulce aroma que me impedía seguir concentrándome en pociones multijugos. Tenía los ojos rojos, la mirada perdida y estaba sentada a mi lado sin apenas moverse. Me sentí culpable al no haber sentido su presencia.
The Invisible Wall
Ya habían pasado unos cuantos meses, días, semanas. No se cuanto exactamente desde la primera vez que pise Hogwarts.
La verdad es que había sido una experiencia…Fuera de lo normal, extraordinaria, nueva…Y si, aunque suena gracioso…Fue mágico.
El ambiente de esa escuela era totalmente diferente a lo que me había imaginado, rompió totalmente mis esquemas. Tanto el aspecto del recinto, como los estudiantes y los profesores…Que resulto ser que mis padres eran unos ayudantes de la escuela, sorprendente, ¿verdad?
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Para que os enteréis un poco mejor de la historia, os diré que mi madre y mi padre estudiaron aquí. Sí, muy listos, son magos. Mi madre era de Ravenclaw y mi padre de Slytherin.
Hay dos cosas que no encajan, claro esta.
La primera: Que mis padres siendo de casas que se odian, no a muerte; pero se odian, acabasen juntos y teniendo una hija, es decir; yo.
Siempre me han dicho que da igual a la casa que vaya, que lo importante son las ganas que le eche al estudio y tonterías motivantes varias. Que lo importante es el corazón y blah blah… El caso, que por eso creo que me lavaron el cerebro y me daba exactamente igual a que casa ir.
Y la segunda: ¡Que acabase en Griffindor! Joder, según lo que me dijeron mis padres, la gente de Griffindor son valientes, osados y caballerosos.
Y gente, otra cosa no sabré, como por ejemplo; no sabré por qué mi rata topo desnuda esta desnuda, ni tampoco sabré por qué el papel del váter se termina cuando más lo necesitas.
Pero lo que si se, es que yo no soy ni osada, ni caballerosa ni mucho menos valiente.
Sinceramente, creo que ese día el Sombrero Seleccionador había fumado algo extraño.
Las clases…Umm, ¿qué decir de ellas? Había cosas que se me daban mejor que otras, como es normal…
¿¡Pero qué diablos digo!? No os pienso mentir, se me daban mal todas, era un completo desastre, cosa que no entendían los profesores siendo una alumna de Griffindor con padres magos.
¿Pues sabéis qué? Yo tampoco lo entendía, nada.
Aunque siendo sincera la clase que más me gustaba era la de Pociones, simplemente me encantaba sacar de los nervios a ese profesor de pelo largo y negro, con esa cara siempre seria y monótona. Pero no me gustaba demasiado que me diera capones, era la única parte desagradable de la clase.
El año pasado pues…Pude llegar a explotar la clase una media de…15 veces. Claro esta, mis padres pagaban el mobiliario destrozado…Y no, misteriosamente mis padres no se enfadaban. MUY, MUY raro, lo sé…
También os estareis preguntando cómo es que he pasado de curso, la respuesta os la puedo resumir en dos palabras.
Lara Rowcliffe.
Si no hubiese sido por la ayuda de esa chica, y nuestras interminables noches en vela para el examen de recuperación del día siguiente, debería de haberme olvidado de entrar en este curso.
Claro esta, ella no tenia ningún problema con las asignaturas. La única imagen que tengo de ella, es con un libro, siempre con un libro entre sus brazos, o leyendo como si su vida dependiera de ello.
No entendía el por qué de su comportamiento, yo no podría estar leyendo con ese interés ningún libro, me aburriría enseguida.
También estaba ese chico, que también era de Griffindor…Ese tal…umm…¿Cómo se llamaba? Uh, se fundió la bombilla de mi habitación…Um..Tengo pereza de cambiarla.
¡Ah, ya se!
¡Lumos!
Espera…Lumos…Lumos…!NOX! así se llamaba.
¡Mierda! Se apagó de nuevo la luz…¿Pues sabéis qué? Se va a quedar así, ea. Me he enfadado.
Y también había otro chico del cual me había enamorado, pero no de él exactamente…Si no de sus rizos....Eran…simplemente…Perfectos…Sus ondas, los saltitos que daban cada vez que andaban…Perfectos…Ah…Pero nunca podré tener uno de sus rizos en mis manos, ya que solamente lo había visto dos o tres veces y de oída ya que de vez en cuando Lara hablaba de otras cosas que no fuera de estudios.
Allí iba de nuevo, a Hogwarts. A saber como me iba este curso…
Eso me hizo pensar en esos cuatro…¿Nos volveríamos a ver? ¿Se acordarían de mi? ¿Tendremos la misma relación de siempre? Preguntas como esa surcaban mi mente en el trayecto hacia la escuela, trayecto que se me hizo interminable a causa de una sensación extraña que no podía quitarme del estomago.
¿Serian nervios?
Quien sabe.
Finalmente llegamos, comencé a correr hasta llegar a la sala principal de la escuela, giraba, saltaba; un sentimiento irreconocible recorría todo mi cuerpo, pero de repente me choque contra algo, al ver lo que era, instantáneamente di un paso hacia atrás.
Aunque me gustara molestarle en las clases eso no significaba que fuera de ellas me gustara, al fin y al cabo era Severus Snape, ese profesor que emitía odio y un atisbo de dolor con cada uno de sus pasos, pero de lo último poca gente se daba cuenta, ya que estaban demasiado ocupados intentando evadir el miedo que sentían.
-Señorita Blackbells…He de comunicarle que…Tanto su padre como su madre han sido asesinados por unos mortífagos…-Directo. Esa fue la única palabra que podría describirle.
Ni si quiera titubeo al decirlo, ni si quiera intento suavizar un poco la noticia, se lo agradecí, ya que odiaba a ese tipo de personas que se andaban con rodeos.
Empecé a notar como las piernas me temblaban, y sin querer la maleta que llevaba conmigo se precipito en el suelo, en tan solo una milésima de segundo, una jauría de personas estaban alrededor de la escena, expectantes, esperando a mi reacción…Malditos cotillas…
-Uhm…Entiendo…Yo…Me voy a instalar…Me alegra…Verle de nuevo...-Esas fueron las únicas palabras que salieron de mis labios.
Volví a coger la maleta y a un paso pausado me dirigí hacia el pasillo donde estaba mi habitación, al ver que no había nadie cerca; sin motivo aparente empecé a correr desesperadamente, abrí la puerta de golpe y me tire en la cama.
No notaba nada de mí en ese momento, ni un respiro, ni un latido de mi corazón, nada. Simplemente sabía que estaba allí, tumbada en la cama, mirando sin mirar, respirando sin respirar, viviendo sin vivir.
Me hice un ovillo en mi misma, acercando mis piernas hasta mi estomago, en el cual por alguna razón sentía un dolor horrible, indescriptible, pero no gritaba, ni lloraba de dolor, simplemente estaba callada, afrontando el dolor que me abrazaba fuertemente, aferrándose a algo vivo, para poco a poco ir arrebatándole esa vida.
No quería salir de aquí, porque sabia que todo el mundo se enteraría, era natural; en Hogwarts noticias como estas no tardaban demasiado en esparcirse por el lugar, así que aquí me quedare, encerrada…Hasta que esta extraña sensación se aleje de mi…
Cuando me desperté de aquel liviano sueño encontré una bolsa de dulces en el suelo de mi habitación.
Lo supe al instante, fue Lara. Cogí la bolsa y pesadamente me dirigí hacia la biblioteca; como supuse, allí estaba...Leyendo, como siempre.
Como un fantasma me senté a su lado, y deje sobre la mesa la bolsa de dulces y una cajita en la cual contenía un delicioso pastel que compre antes de llegar a Hogwarts para la pelirroja.
-Uhm...Gracias por los dulces...Si quieres...Podemos compartirlos....-Susurré con mi tono neutro de siempre, mirando al suelo, dandole pequeñas patadas a las baldosas.